SANTOS DEL 21 DE AGOSTO
- San Pío X papa
- San Agatónico y compañeros
- San Bonoso de Antioquía
- San Cuadrado de Útica
- San Euprepio de Verona
- San José Dang Dinh Viên
- San Luxorio de Cerdeña
- San Maximiano de Antioquía
- San Privado gábalo
- San Sidonio Apolinar
- Santa Basa y sus tres hijos
- Santa Ciriaca de Roma
- Beata Victoria Rasoamanarivo
- Beato Bruno Zembol
- Beato Raimundo Peiró Victorí
- Beato Salvador Estrugo Solves
BIOGRAFÍA
Pío X (en latín: Pius PP. X), de nombre secular Giuseppe Melchiorre Sarto (Riese, 2 de junio de 1835-Roma, 20 de agosto de 1914), fue el 257.º papa de la Iglesia católica desde el 4 de agosto de 1903 hasta su muerte en 1914.
Es principalmente recordado por su fuerte oposición al modernismo teológico y por dirigir la primera codificación del derecho canónico de la historia de la Iglesia católica, que fue publicada en 1917.
La Fraternidad Sacerdotal San Pío X, fundada por el arzobispo Lefebvre, organización católica tradicionalista, lleva su nombre y se halla bajo su patronazgo.
Giuseppe Melchiorre Sarto fue el segundo de los diez hijos que tuvo el matrimonio de Giovanni Battista Sarto (1792-1852) —cartero de profesión— y Margarita Sansoni, costurera (1813-1894).
Nacido el 2 de junio de 1835 en la localidad de Riese, fue bautizado al día siguiente ya que, aunque eran humildes, sus padres valoraban la instrucción.
Realizó sus estudios primarios en la escuela de su pueblo natal, recibiendo sus primeras lecciones de latín del párroco de esta. En 1846 comenzó la segunda enseñanza en el Liceo Classico de Castelfranco Véneto. El 20 de septiembre de 1850 fue tonsurado por el obispo de Treviso, quien le concedió una beca ese mismo año para ingresar en el seminario de Padua.
El 22 de diciembre de 1851 y el 6 de junio de 1857 recibió las órdenes menores; el 19 de septiembre de 1857, el subdiaconado; el 27 de febrero de 1858, el diaconado. El 18 de septiembre de este mismo año fue ordenado sacerdote en Castelfranco Véneto por Giovanni Antonio Farina, obispo de Treviso. Fue párroco de Tombolo, Treviso, hasta 1867, cuando fue nombrado arcipreste de Salzano y canónigo de la catedral de Treviso. Desde 1875 fue rector del seminario conciliar de esta ciudad, y en 1879 lo nombraron director espiritual del mismo y también canciller de la curia episcopal trevisana, examinador prosinodial y vicario capitular.
El 10 de noviembre de 1884 el papa León XIII lo nombra obispo de Mantua y diez días después, es consagrado por el cardenal Parocchi, vicario general de Roma.
En 1891, el papa León XIII lo nombró «asistente al Trono pontificio».
En el Consistorio del 12 de junio de 1893, fue creado cardenal presbítero del título de San Bernardo en las Termas. Tres días después, fue promovido a patriarca de Venecia; una vez nombrado, la toma de posesión se retrasó dado que el Gobierno italiano, que tenía derecho a proponer al patriarca, no aprobó esta designación, debiendo esperar dieciséis meses para hacer efectiva la toma de posesión de su sede en el Patriarcado de Venecia.
El cónclave reunido a la muerte de León XIII duró cuatro días y fueron necesarias siete votaciones para llegar a un acuerdo. El cardenal Sarto fue elegido papa el 4 de agosto de 1903 por 50 votos frente a 10, de un total de 62 cardenales electores. Dos días antes Jan Puzyna de Kosielsko, cardenal del título de Ss. Vitale, Gervasio e Protasio y príncipe-arzobispo de Cracovia, había presentado en el cónclave el veto de Francisco José I, emperador de Austria-Hungría, a la elección de Mariano Rampolla del Tindaro, cardenal del Título de Santa Cecilia que había sido secretario de Estado de León XIII y que gozaba de las preferencias de los reunidos. Hubo tímidas protestas de la mayoría del cónclave por esa intromisión y el cardenal Rampolla se negó a retirar su candidatura, aunque iría perdiendo votos progresivamente en favor de Sarto.7 Pío X fue coronado papa el 9 de agosto siguiente en la basílica de San Pedro por el cardenal Luigi Macchi, cardenal protodiácono de Santa Maria in Via Lata.
Pio X gobernó la Iglesia católica con mano firme en una época en que esta se enfrentaba a un laicismo muy fuerte en todo el mundo, así como a numerosas tendencias del modernismo en los campos de los estudios bíblicos y la teología. El nuevo papa desconfiaba de las tendencias progresistas y se apartó conscientemente de la línea más aperturista seguida por su predecesor León XIII. De hecho Pío X creía necesaria una reacción, adoptando desde el principio una actitud de retirada y de «defensa católica»; esto le llevó a reivindicar para la Iglesia una independencia plena respecto al poder civil, y a recelar abiertamente de la democracia cristiana7 y evitando "compromisos" con grupos o gobiernos no católicos en partidos políticos, sindicatos, o instituciones académicas, que solamente podían definirse claramente como católicas o no.
Introdujo algunas reformas en la liturgia. Permitió la práctica de la comunión frecuente y fomentó el acceso de los niños a la Eucaristía. Promovió mucho el estudio del catecismo y encomendó al canonista Pietro Gasparri la confección del Código de Derecho Canónico (Codex Iuris Canonici) para reunir y unificar la legislación eclesiástica, hasta entonces dispersa.
El 20 de enero de 1904 había promulgado la constitución apostólica Commissum Nobis por la que se prohibían los vetos a la elección papal basados en el derecho de Ius exclusivae por parte de los estados gobernados por monarcas católicos y que disponían de él como privilegio histórico (caso de España, Francia y Austria). En este mismo año había relativizado el Non Expedit de Pío IX, con lo que se entreabría la puerta a la participación de los católicos italianos en los asuntos públicos de su país. Dentro de su esfuerzo en oponerse al laicismo, promovió la Neoescolástica basada en una actualización de la filosofía de Tomás de Aquino.
En 1905 denunció el Concordato que, bajo las condiciones draconianas impuestas por Napoleón, había firmado en 1801 la Santa Sede con Francia. Con esta denuncia el papado alcanzaba la total libertad de nombramiento de obispos en Francia, libertad de la cual, a pesar de los diversos regímenes que se habían sucedido en este país, en realidad jamás había gozado.
En julio de 1908, culminó la reorganización de la Curia romana con la aparición de tres decretos mediante los que se modificaron y sistematizaron de manera más racional las atribuciones de las congregaciones romanas, adaptando así la administración eclesiástica a las tareas que trajo consigo una centralización en constante aumento desde mediados del siglo XIX.
Su relación con las iglesias ortodoxas y católicas orientales, marcada por la falta de preparación del pontífice y sus nuevos colaboradores al respecto, ha sido calificada como «época de transición». El decreto papal Tradita ab antiquis del 14 de septiembre de 1912 —que permitía a los católicos orientales asistir a los oficios según los ritos latinos— materializó el retroceso del interés orientalizante y unionista de su predecesor León XIII, retomado más tarde por su sucesor Benedicto XV.