SANTOS DEL 29 DE AGOSTO
- San Juan Bautista (Martirio)
- San Adelfo de Metz
- San Mederico de Autun
- San Sebbo de Inglaterra
- San Víctor de Nantes
- Santa Basila de Sirmio
- Santa Sabina de Roma
- Santa Teresa Bracco
- Beata Bronislava de Cracovia
- Beata María de la Cruz Jugan
- Beata Sancha Szymkowiak
- Beato Constantino Fernández Álvarez
- Beato Domingo Jedrzejewski
- Beato Edmundo Ignacio Rice
- Beato Francisco Monzón Romeo
- Beato Luis Vulfilocio Huppy
- Beato Ricardo Herst
BIOGRAFÍA
Juan el Bautista (en griego Ἰωάννης ὁ βαπτιστής, Ioannēs ho baptistēs o Ἰωάννης ὁ βαπτίζων, Ioannēs ho baptizōn; conocido como profeta Yahya en el Corán), o simplemente el Bautista o San Juan, fue un predicador ambulante judío coetáneo de Jesús de Nazaret, nacido a finales del siglo i a. C. Es venerado como un importante personaje religioso en el cristianismo, el islam, el drusismo y la fe bahá'í. Está considerado un profeta por todas estas confesiones y varias ramas del cristianismo lo han proclamado santo. Es considerado un personaje muy importante en el mandeísmo, pero no su fundador.
Juan usaba el bautismo como sacramento central de su movimiento mesiánico. Su ejecución fue recogida por el historiador judío Flavio Josefo. La mayoría de los académicos está de acuerdo en que Juan bautizó a Jesús. Algunos estudiosos creen que Jesús fue discípulo de Juan y que basó una parte de su predicación en las enseñanzas de Juan. Varios evangelios cristianos cuentan que algunos de los primeros seguidores de Jesús habían sido antes discípulos de Juan. Algunos expertos mantienen que Juan estaba influenciado por los esenios, una secta judía con algunas características ascéticas que esperaba un apocalipsis y practicaba rituales muy relacionados con el bautismo, aunque no hay evidencias que apoyen esta hipótesis.
Los autores de los libros del Nuevo Testamento presentan a Juan como el anticipo de una figura mesiánica mayor que él mismo, que sería Jesús. Esta imagen respetada pero subalterna de Juan obedecería a un intento de ganarse a los seguidores del Bautista para la comunidad cristiana. Juan también tiene elementos en común con el profeta Elías.
El historiador judío Flavio Josefo (37-100 d. C.) mencionó a Juan el Bautista en sus Antigüedades judías (libro XVIII, capítulo 5, 2), afirmando que fue decapitado por orden de Herodes Antipas e indicando que esto tuvo lugar en la fortaleza de Maqueronte.
En la actualidad, algunos entre los judíos piensan que la destrucción del ejército de Herodes vino de Dios y que fue muy justa, pues castigó lo que hizo contra Juan, llamado «el Bautista». Porque Herodes asesinó a quien era un hombre bueno y comandaba la ira de los judíos. Hubo justicia para ambos y piedad hacia Dios, y se iba al bautismo para que el lavado [con agua] fuese aceptado por él, usando esto no para quitar algunos pecados, sino para purificar el cuerpo si el alma se había purificado antes con la justicia. Y ahora, cuando otros llegaban en tropel en torno a él porque se complacían gratamente al oír sus palabras, Herodes, asustado por el gran ascendiente que tenía sobre el pueblo para poder ponerlo de su lado e incitar una rebelión (porque ellos emprenderían cualquier cosa que les aconsejase) pensó que lo mejor era llevarlo a la muerte a fin de evitar cualquier daño que pudiera causar y le acarreara dificultades, y así librarse de un hombre que podía propiciarlas haciendo que se arrepintiera cuando fuera demasiado tarde. Por tanto, fue enviado prisionero lejos del suspicaz Herodes, a Maqueronte, el castillo antes mencionado, y allí fue condenado a muerte. Ahora, los judíos opinan que este ejército fue enviado como castigo a Herodes y mostraba el desagrado que Dios sentía hacia él.
La primera referencia conocida a este pasaje se puede encontrar en el siglo iii, cuando fue citada por Orígenes en la obra Contra Celsum. De acuerdo con este pasaje, la ejecución de Juan fue la culpa de una derrota que Herodes sufrió en torno al año 36 d. C. Hay divergencias entre este pasaje y las narraciones bíblicas que se detallan a continuación. Según Josefo, el bautismo de Juan para aquellas almas que ya se hayan «purificado anteriormente por la rectitud» es para la purificación del cuerpo, y no para el perdón de los pecados, como se dice en Marcos 1:4.