Santos del 31 de julio:
- San Ignacio de Loyola
- San Calimero de Milán
- San Fabio de Mauritania
- San Germán de Auxerre
- San Justino de Iacobis
- San Tertulino de Roma
- Santa Elena de Suecia
- Santos Pedro Doàn Côn Quý y Manuel Phung
- Beata Sidonia Schelingová
- Beato Everardo Hanse
- Beato Francisco Stryjas
- Beato Jaime Buch Canals
- Beato Juan Colombini
- Beato Juan Francisco Jarriges
- Beato Miguel Ozieblowski
BIOGRAFÍA
Ignacio de Loyola (Loyola, 1491-Roma, 31 de julio de 1556) fue un soldado y sacerdote español fundador de la Compañía de Jesús, de la que fue el primer general. En esta orden se profesan los votos habituales de pobreza, castidad y obediencia además de otro especial de obediencia al papa. La Compañía de Jesús tuvo un importante papel durante la Contrarreforma.
El papa Gregorio XV lo canonizó el 12 de marzo de 1622 junto con Francisco Javier, Felipe Neri, Teresa de Jesús e Isidro Labrador. Pío XI lo declaró patrono de los ejercicios espirituales en 1922. El metodista Jesse Lyman Hurlbut consideró a Ignacio de Loyola como una de las personalidades más notables e influyentes del siglo xvi.
En mayo de 1521, cuando era gentilhombre del virrey de Navarra, cayó herido en combate en la batalla de Pamplona frente a un contingente de navarros y franceses que apoyaba el reinado de Enrique II de Navarra. Este hecho sería determinante en su vida, pues la lectura durante su convalecencia de libros religiosos lo llevaría a profundizar en la fe católica y a la imitación de los santos.
Así que ya estando sano se propuso peregrinar a Jerusalén, para lo cual necesitaba llegar antes a Roma. En su trayecto se detuvo en Montserrat y Manresa, donde comenzó a desarrollar sus ejercicios espirituales, base de la espiritualidad ignaciana.
A su vuelta de Tierra Santa, comenzó sus estudios y a dedicarse a la predicación, basándose en el método de sus ejercicios espirituales. Fue procesado en Alcalá de Henares y en Salamanca y se le prohibió predicar hasta que no hubiera estudiado cuatro años. Decidió continuar sus estudios en París, donde estudió humanidades, filosofía y un año y medio de teología. En París decidieron seguirle Pedro Fabro y Francisco Javier, entre otros.
Ignacio y sus compañeros acabaron haciendo en Montmartre un voto para vivir en la pobreza, ayudar al prójimo y peregrinar a Jerusalén o, de no ser posible, ponerse a disposición del papa. Debido a la guerra contra los otomanos fue imposible embarcar a Tierra Santa. Ignacio partió a Roma junto a Pedro Fabro y Diego Laínez, experimentando durante todo el viaje multitud de sentimientos espirituales y una especial confianza en que Dios les sería favorable en esa ciudad.
Allí se dedicó a impartir sus ejercicios espirituales, pero pronto sufrió las críticas de personalidades influyentes que difundieron rumores en su contra, acusándolo de ser un fugitivo de la Inquisición. Para impedir que las acusaciones prosperasen y acabasen impidiendo su actividad, Ignacio quiso que se abriese un proceso formal para así ser declarado públicamente inocente. Este proceso se resolvió a su favor.
En noviembre de 1538 Ignacio y sus compañeros se pusieron a disposición del papa.
En 1541 se procedió a designar al primer general de la Compañía de Jesús, resultando Ignacio elegido unánimemente por sus compañeros. Sin embargo, rechazó la designación y pidió que la votación se repitiese tras madurarlo más profundamente. Volvió a ser elegido en segunda votación y, tras reflexionar y confesar sus pecados, finalmente aceptó.
Estuvo quince años al frente de la Compañía de Jesús como general, permaneciendo en Roma. La misma prosperó al punto que contaba con más de mil miembros en más de cien casas —en su mayoría colegios y casas de formación— repartidas en doce provincias al momento de su muerte. Sus ejercicios espirituales, publicados en 1548, ejercieron una influencia proverbial en la espiritualidad posterior como herramienta de discernimiento. Murió el 31 de julio de 1556 y su cuerpo, que fue inicialmente sepultado en la iglesia de Santa Maria della Strada, fue trasladado a la iglesia del Gesù, sede de la Compañía.