SANTOS DEL 16 DE AGOSTO
- San Roque
- San Armagilo eremita
- San Arsacio de Niconedia
- San Esteban de Hungría
- San Frambaldo de Le Mans
- San Teodoro de Sión
- Santa Beatriz da Silva Meneses
- Santa Rosa Fan Hui
- Santa Serena de Roma
- Beata Petra de San José Pérez Florido
- Beato Ángel Agustín Mazzinghi
- Beato Enrique García Beltrán
- Beato Gabriel Sanchís Mompó
- Beato Juan Bautista Ménestrel
- Beato Juan de Santa Marta
- Beato Lorenzo el Coracero
- Beato Plácido García Gilabert
- Beato Radulfo de Fusteia
- Beato Simón Bokusai Kiota y compañeros
BIOGRAFÍA
San Roque (en occitano: Sant Ròc, Montpellier, Reino de Aragón, 1295 o 1348/50-Montpellier o Voghera, 1317 o 1376/79) fue un peregrino occitano canonizado el 26 de octubre de 1629 por el papa Urbano VIII. Es venerado como santo por la Iglesia católica, que celebra su festividad el 16 de agosto. Es uno de los tres patrones del peregrino.
El nombre de Roque significa «fuerte como roca». No existe acuerdo entre los historiadores sobre el año de nacimiento de San Roque. Según la tradición, nació en Montpellier (actual Francia) hacia el año 1295, mientras que otras versiones lo trasladan al siglo XIV, entre los años 1348 y 1350.
En 1478 Roque era hijo del gobernador de Montpellier, Jean Roch de La Croix. Quedó huérfano a los veinte años; entonces decidió vender todas sus posesiones, repartir el dinero entre los pobres y hacer una peregrinación a Roma con la intención de visitar los santuarios. En esa época se desató una epidemia de peste que provocó gran mortandad en toda Europa.
Roque recorrió Italia y se dedicó a curar y atender a todos los enfermos de la peste. Cuidó enfermos en Acquapendente, Cesena, Roma, Rímini y Novara. La tradición popular decía que curaba a muchos enfermos con solo hacer sobre ellos la señal de la cruz. A los que morían, él mismo les hacía la sepultura, pues nadie más se atrevía a acercarse a los cadáveres por el miedo a contagiarse de la peste.
En Piacenza contrajo la enfermedad; su cuerpo quedó lleno de manchas negras y úlceras. Como no quería ser una carga para nadie, se arrastró hasta las afueras de la ciudad para morir solo y se refugió en un bosque; allí nació un aljibe de agua que le calmaba la sed. Poco después, un perro llegó con un pan y se lo dio a Roque para alimentarlo; esto ocurrió por varios días, pues el perro sacaba el pan de la cocina de su amo, hasta que un día el amo decidió seguir a su perro y descubrió lo que ocurría. Entonces el amo del perro se encargó de cuidar a Roque y curarle sus llagas. Cuando se recuperó, regresó a la ciudad, donde siguió curando no solo a personas, sino también a animales.3
Al parecer, falleció tras un largo periodo en prisión, pues en una guerra que hubo en Montpellier lo confundieron con un espía y lo tomaron prisionero. Además, tampoco quiso revelar quién era. Tradicionalmente, se consideraba que falleció en Italia pero actualmente se estima que murió en Montpellier encerrado por su tío.
Aparece representado en las artes plásticas vestido de peregrino con bordón, sombrero y capa, con una llaga en una pierna, siendo la más habitual la izquierda, y acompañado de un perro, que suele llevar un pan en la boca, llamado Rouna, o un ángel, aunque a veces son representados ambos.
Su devoción se extendió muy rápidamente a partir del siglo XV. Desde Venecia se extendió el culto hacia el mundo germánico y a los Países Bajos. En 1477, con ocasión de una epidemia de peste, se fundó en Venecia una cofradía que bajo su nombre, se dedicó al hospedaje de enfermos de peste y que fue conocida como Confraternità o Scuole di San Rocco. Dicha agrupación fomentó la devoción al santo construyendo capillas y más centros de acogida por toda Italia.
Una de las iglesias más conocidas que están dedicadas a este santo está en París, muy cerca del Museo del Louvre; la hizo edificar Luis XIV en 1653. Toda Europa e Hispanoamérica están sembradas de templos que le fueron dedicados.
Existen numerosas reliquias de este santo. En enero de 2007 la Vicaría de Roma concedió una de primera clase: ex ossibus (de los huesos), a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Alhaurín el Grande Málaga, la cual es procesionada cada Viernes Santo, junto a otra de Santo Domingo de Guzmán, en un relicario doble situado en el frontal del trono de María Santísima del Mayor Dolor. Dicha concesión se debió a los profundos lazos históricos y devocionales que unen a esta corporación nazarena y al pueblo en el que radica con el culto al mártir, que hasta el siglo XIX poseía ermita situada en el camino de Antequera de esta localidad, así como una imagen que fue trasladada a la capilla de San Sebastián, sede de la Hermandad, y que posteriormente resultó destruida durante el trascurso de la guerra civil española.
Su onomástica es el 16 de agosto. Santo protector ante la peste y toda clase de epidemias, su intervención era solicitada por los habitantes de muchos pueblos y, ante la desaparición de las mismas reconocían la intervención del Santo, por lo que se le nombraba Santo Patrón de la localidad. Es además protector de peregrinos, enfermeros, cirujanos o cánidos, entre otros.